Arte de código libre

La serie norteamericana de ficción científica (género mal traducido al español como «ciencia ficción») Star Trek cuenta con cientos de miles de seguidores y adeptos en todo el mundo, entre quienes me incluyo. Si señor, no me avergüenzo de proclamar alegremente tal afirmación, que sin duda me coloca en la cercanía de sujetos de dudosa salubridad mental, que pagan cientos de dólares para asistir a una «Star Trek Convention» o comprar en exhurbitantes subastas la ropa interior del «Capitán Kirk» o gastan su precioso tiempo libre en estudiar Klingon (¡TlhIb Qo’h!).

Como sea, al margen de la casi compulsiva asociación con la locura, hay motivos de sobra para entusiasmarse con el universo Star Trek: artísticos, emocionales e intelectuales. De los últimos, el que siempre me apasionó es la incorporación de elementos científicos reales a los guiones de cada una de las series: en mayor o menor medida, los últimos descubrimientos de la astrofísica, de la física relativista, de la física cuántica, de la informática y de la robótica siempre estuvieron reflejados en el meta universo de Star Trek, desde la primera y legendaria serie (The Original Serie, 1966-1969) hasta la última (Star Trek Enterprise, 2001-2005) pasando por todas las demás (The next Generation, 1987-1994; Deep Space Nine, 1993-1999 y Voyager, 1995-2001). Estas «citas técnicas» de las que hablo y las cuales son recurrentes en los guiones, pueden pasar inadvertidas para los neófitos en el tema, pero son fácilmente reconocibles por los aficionados que gustamos de las ciencias «duras»; cualquiera que haya investigado un poco sobre digamos, física cuántica, entiende por qué el teleportador de la Enterprise tiene un componente llamado «Compensador de Heissenberg«, aunque se lo nombre al pasar y cuya mención no aporte al argumento del episodio en cuestión absolutamente nada: es un detalle exquisito, puesto allí por el guionista exclusivamente para el placer intelectual del espectador interesado en el tema y nada más.

De los elementos emocionales el más fuerte es, sin duda, el carácter utópico del universo ST, un lugar en donde la humanidad ha superado sus infantiles ñañas, en donde la tolerancia y el respeto son la base de la interacción humana; en donde los individuos trabajan por el placer de la superación y el aprendizaje individual y el desarrollo colectivo, en donde el medio simbólico de comunicación por exelencia es el saber y no el dinero, en donde los débiles son amparados no en su debilidad, sino en su derecho a fortalecerse. (Por supuesto que hay otra lectura que no puedo desconocer; una interpretación más radical y sombría, que traza paralelos imperialistas, de una hegemonía hasta faccista entre la «Federación» y el «Mundo Real» (o mejor dicho, entre la «Federación» y «Norteamérica«), pero conociendo bien casi todos los episodios de la serie me aventuro a afirmar que son, a lo sumo, elementos aislados que no reflejan el espíritu del «Universo Star Trek»)

Para ser completamente sincero en la enumenración que comencé hace tres párrafos y de la cual ya no puedo salir, elementos netamente artísticos hay muy pocos, como producto cinematográfico considero que la serie, en todas sus variantes, es a lo sumo mediocre… salvando algún que otro momento rescatable. Pero éste es un comentario al margen, no viene al caso ni en desmedro de lo que he dicho hasta ahora.

Creo que es la identificación emocional de los seguidores, tan fuerte y tan universal, la que ha dado lugar a esa comunidad pavorosamente grande de gente alrededor de todo el mundo: los denominados Treekies, entre los cuales si se cuentan aquellos que han abandonado su vida real para irse a vivir (solamente dentro de sus mentes) a Vulcano o a Qo’noS. Pero estos pobres diablos son solo una parte, seguramente muy pequeña, de esta gigantesca comunidad: hay otra parte qua canaliza su pasión de manera más productiva; y hoy quiero presentarles a un ejemplo paradigmático de algunos de los que se encuentran en este grupo.

El individuo en cuestión se llama James Cowley, un actor norteamericano y como casi todos, desconocido para el «gran público». Entusiasta del Star Trek de la primera hora (aquella del capitan Kirk), decidió retomar el proyecto y llevarlo a la culminación originalmente programada (recordemos que para la serie original se habían planeado cinco temporadas, de las cuales se filmaron solo tres; las dos restantes nunca se llevaron a la pantalla) Solo movido por su pasión y ayudado por su conocimiento en producción cinematográfica y por un grupo de gente tan entusiasta como él (y evidentemente todos vinculados al mundo del espectáculo), él y su equipo fundaron una productora sin fines de lucro, reconstruyeron con ayuda de los planos originales el Set de la «Enterprise», construyeron modelos, programaron una CGI impecable, armaron un pequeño estudio de grabación de audio y superaron la larga lista de escollos que se presentan a la hora de filmar una película, solo movidos por su pasión y sin más recursos de los que podían ahorrar a la hora de ir al supermercado. Esta gente, sin un centavo para la producción, con un set y equipo amateur, algunas PCs y mucha voluntad, ya terminó la producción de cinco episodios, tienen uno en la postproducción y varios más en preproducción. El producto final es de tan alta calidad, que muchos profesionales que alguna vez participaron de la producción de la Star Trek «oficial» (escritores, directores y actores), se unieron al proyecto como colaboradores o actores invitados (sin cobrar, por supuesto, honorario alguno.)

Por momentos, «Star Trek – Phase II» (así se llama el proyecto, que nació como «Star Trek – The new voyages» y fué rebautizado luego de la culminación del tercer episodio) como producto cinematográfico es hasta superior a la serie oficial, aunque trata de mantener la éstética televisiva original de los años 60; cosa que consigue, sin duda alguna, pero sin volverse una mera copia… y si no, díganme si este avance no les recuerda a David Lynch:

Y para seguir con los avences, acá les dejo el del último episodio publicado. Este episodio (además de ser un claro ejemplo de la evolución que ha sufrido el proyecto desde sus cominzos, hace cinco años; porque técnicamente es muy superior a los episodios anteriores, si bien es cierto que se puede afirmar lo mismo de cada episodio) tiene un elemento interesantísimo: una escena gay. Es muy raro ver una escena de amor homosexual con la estética de Star Trek de los ’60, con música kitsch de fondo y diálogos igual de cursis, una tipica de la escena de amor heterosexual tradicional (¡y «bien macho»!) del capitán Kirk, sin poder dejar de pensar en el contraste fuertísimo y lo que pueden lograr cuarenta años de evolución cultural… ¡imperdible!

Si sienten solo un poco de curiosidad, sigan el siguiente enlace y bájense los episodios… legal y gratuitamente (¿ya mencioné que este equipo de gente produce una serie de TV con nada pero con una calidad que no tiene nada que envidiarle a otras series que cuestan millones de dolares por episodio, y que la distribuyen absolutamente gratis?):

Página oficial: www.startreknewvoyages.com
Sitio español (c/ subtitulos): www.trekminal.com
Sitio alemán (c/ subtitulos): www.startrekphase2.de

Que exista gente apasionada, con sensibilidad artística y ganas de hacer las cosas bien, con ánimo de compartir emociones y sin estar pensando siempre y exclusivamente en el dinero… no sé, me pone optimista.

La Utopia de Star Trek, después de todo, quizás sí sea posible.

P.d. del 07/04/2009: acabo de ver el formulario de inscripción que tiene el grupo productor de ST:PII para todos aquellos que quieran colaborar en la producción de un episodio y leo:

[box]»At Star Trek: Phase II we are a group of fans who have come together with a common love for the classic era Star Trek, for the purpose of having fun while making new episodes. We are not in this production for the purpose of making any profit, nor do we expect to further our careers by doing so. We believe in Star Trek’s vision of a hopeful future and are just here to make friends, make and enjoy Star Trek, and have fun along the way. I agree I am joining the production «family» of this episode for the same reasons.»[/box]

Voy a repetir la frase clave porque hace referencia exacta a la identificación con la utopía del universo Star Trek de la que hablé más arriba:

«We believe in Star Trek’s vision of a hopeful future»


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