El amor como sociedad

La pretensión universalista de la teoría de sistemas luhmanniana se evidencia en algunas de las monografías publicadas por el sociólogo alemán, que abordan temas que, a primera vista, parecieran tener poca relevancia dentro de un acercamiento científico para la descripción de estructuras sociales. A primera vista.

Si la premisa de la teoría de sistemas es correcta, “sociedad es comunicación” y “solo la comunicación comunica”, entonces todo lo que comunica es sociedad: desde una transacción comercial hasta la sentencia de un juez, pasando por el sexo, los videojuegos y todo lo demás.

Así, también el amor es comunicación, cuya diámica como tal está muy bien explicada en Liebe als Passion – zur Codierung von Intimität 1. Un buen resumen de esta obra fue publicada en el “Glosario sobre la teoría Social de Niklas Luhmann» 2, que paso a transcribir a continuación, no sin antes recordar que para comenzar a comprender la teoría hay que adentrarse un poco en su pantanoso terreno: no vale pasarle por encima con helicópteros o lanchas. Quiero decir que el significado de algunos términos, como improbabilidadcontingenciacódigoprogramamedio, etc., es, en el marco de la teoría, uno muy distinto al de su aplicación coloquial. Justamente, el glosario citado más arriba viene a intentar remediar esta dificultad, al ofrecer un compacto compilado terminológico que puede usarse, bien como obra de consulta, bien como introducción a la teoría 3.

AMOR (LIEBE)

Desde el punto de vista sociológico, el amor no es observado en cuanto sentimiento (lo cual es propio del ámbito de los sistemas psíquicos) sino como medio de comunicación generalizado simbólicamente, que permite expresar o negar con éxito algunos sentimientos, y de crear de esta manera las expectativas correspondientes, haciendo probable la aceptación de la comunicación en condiciones particulares de improbabilidad.

El amor se diferencia en la época moderna (desde el siglo XVIII), a partir de la naciente concepción semántica de la individualidad de la persona. Luego, se convierte en base para la diferenciación entre la comunicación personal y la impersonal, haciendo al mismo tiempo depender su reproducción de esta diferenciación.

La improbabilidad específica que enfrenta el amor es la de la comunicación personal íntima. No es probable que Ego acepte las peticiones de Alter de que se comprometa en escuchar y hablar de sí mismo, y en comprender sus idiosincrasias. El amor hace probable una comunicación personal a un nivel más alto, en la cual el emisor trata de distinguirse de los demás individuos, se autotematiza, habla de sí mismo. Esta comunicación no es probable debido a que al elevarse la idiosincrasia y la singularidad del punto de vista del que habla, va ligado al abajarse de los intereses y consenso del que escucha. La improbabilidad de la pretensión del consenso y del apoyo de parte de Ego nace porque el punto de vista de Alter es único y específico, estrictamente personal. Cobra relevancia universal un particular: Alter es relevante porque es tal como es, y pretende que Ego se entere de sus perspectivas, que las apoye y las confirme. El amor hace probable la comunicación personal íntima, en cuanto que puede tomar en cuenta la individualización radical de la persona.

Al médium amor está asociada una constelación particular de atribuciones: el experimentar de Alter (amado/a) hace actuar a Ego (amante). La orientación de Ego al modo en que Alter experimenta sus acciones es un hecho normal (se solicita con frecuencia cuáles consecuencias tiene alguna acción determinada en la perspectiva de un Alter que la observa): tampoco es normal que esta orientación se intensifique, convirtiéndose en una búsqueda de comprensión, consenso y apoyo de Alter para su propia visión del mundo. El problema del amor es la improbabilidad de que Ego acepte el experimentar de Alter como base del propio actuar: por ejemplo, que Ego vea un programa de televisión que detesta sólo porque a Alter le encanta. Ego ama cuando la experiencia de Alter es el motivo por el cual Ego observa más allá de sí mismo y actúa. Por lo tanto, el amor es el médium de la construcción del mundo con los ojos del otro. Alter hace proyectos egocéntricos, con referencia a su propio mundo. Ego se coloca en el mundo de Alter, se observa a sí mismo como un lugar en dicho mundo y se encuentra frente a la alternativa de confirmar o rechazar los proyectos de Alter.

En la semántica de la sociedad moderna, el médium del amor ha sido simbolizado fundamentalmente como pasión: quien ama sufre algo que no puede cambiarse ni puede dar explicación. Sin embargo, en el siglo XX se ha afirmado la simbolización del amor como comprensión: en la observación de Ego está incluida la relación de Alter con su entorno, o bien, la relación entre los inputs y los outputs de dicha relación por una parte, y por la otra, la elaboración autorrefercndal de la información de Alter.

Para realizar esta comprensión, el amor utiliza la orientación hacia la persona: Alter es una persona en cuanto que está en relación consigo mismo y con el entorno: entonces, la orientación hacia la persona le permite a Ego observar qué es lo que para Alter actúa como entorno y qué actúa como estructura para elaborar la información sobre tal entorno. Comprensión significa también renunciar a la comunicación: no es necesario pedir, las expectativas de Alter activan el actuar de Ego del modo más inmediato posible. El amor hace probable la comunicación al evitar la comunicación.

El médium debe distinguir entre lo que está incluido en la intimidad y lo que indica ausencia de intimidad (y no lo que es extraño al amor, sino lo que en una perspectiva de amor es indicador de su negación, de falta de compromiso). Sin embargo, el amor no tiene un código tecnificado. El médium utiliza entonces la ayuda de la referencia a la persona, que permite observar la diferencia entre lo que es amor y lo que no es, y hace posible el paso de uno al otro.

Los programas que regulan la atribución correcta del amor toman sobre todo la forma de registros de la historia común, que delimitan las posibilidades de localizar los valores del código (aquel magnífico fin de semana que pasamos juntos…). La reflexividad del amor se expresa en el hecho de que el amor puede motivarse sólo por el amor; se refiere únicamente al amor y se desarrolla sólo si puede relacionarse con otro amor. El amor se agranda cuando la valoración del mundo del otro es tan alta que no puede trasferirse a la vida cotidiana (si tu pudieras ser lo que no eres). En fin, los símbolos simbióticos a través de los cuales el amor permite que la comunicación se irrite por la corporeidad de la pareja son datos que se refieren a la esfera sexual.

El amor no es estable. Las pretensiones de Alter son más elevadas mientras Alter más se individualiza como persona: quien ama debe siempre satisfacer pretensiones similares, pero un grado elevado de individualización pone en peligro al amor ya que crea fácilmente conflictos. En este punto, siempre cabe la pregunta de si el actuar de Ego está efectivamente orientado hacia el mundo de Alter, y no al propio; esta pregunta no puede no ser contestada, porque el mismo silencio es comunicación (en la medida en que se atribuye a la persona). Los conflictos se desarrollan fácilmente porque todos los comportamientos se atribuyen a las personas, y se les confía estas atribuciones para comprender si las orientaciones íntimas permanecen o si presentan problemas. Entonces surge la posibilidad de recuperar mediante el amor los pequeños conflictos cotidianos, porque todo comportamiento pone a prueba al amor mismo: todo conflicto puede poner en discusión al amor, ya que éste no puede prescindir de la orientación hacia las personas.

Espósito, Elena, et al„GLU – Glosario sobre la Teoría Social de Niklas Luhmann“ Mexico D.F., 1996 (pp. 21-23)

  1. Ver: Luhmann, Niklas „El amor como pasión – sobre la codeficación de la intimidad“, Barcelona, 1985[]
  2. Ver: Espósito, Elena, et al„GLU – Glosario sobre la teoría social de Niklas Luhmann“ Mexico D.F., 1996[]
  3. En la introducción del glosario, los autores mismos confirman que la creación de una obra de consulta fue uno de los objetivos que los llevaron a escribir el GLU, en un intento de contrarestar la complejidad interna de la teoría: „Una parte relevante de las dificultades se deben sin lugar a dudas a la articulación interna de la teoría de Luhmann. Su primera característica es, en efecto, una complejidad extrema que se expresa por una parte en el elevadísimo número de conceptos que la constituyen y que deben clasificarse para desentrañar los meandros de las distinciones elaboradas por ella, y por la cual (y esto es el aspecto teóricamente más relevante) en la multiplicidad de relaciones y dependencias reciprocas que ponen en relación a tales conceptos. Cada una de las nociones clave de la teoría de Luhmann puede definirse solamente con referencia a las otras: el concepto de sentido, por ejemplo, no puede entenderse apropiadamente si no se toma en cuenta el de la complejidad, al que están conectados los de selección y de contingencia, los cuales a su vez presuponen el de sentido, sin embargo, el sentido no puede definirse independientemente por un sistema que remite a un entorno del cual esté separado por un desnivel de complejidad, y así sucesivamente, en una continua articulación intenta de la teoría, que en la multiplicación de los conceptos afina y reelabora los conceptos que se encuentran en el punto de partida. Esta circularidad de la construcción se explica y se justifica al interior de la teoría y constituye uno de los motivos de su potencia; sin embargo, al mismo tiempo hace extremadamente difícil una aproximación inicial a sus categorías, ya que para dominar una de ellas sería necesario conocer todas las demás, las cuales a su vez requieren el conocimiento de la partida, en un carrusel infinito de referencias.“ Op.cit, pág 15[]

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