El Golden Rice y la cara fea de Greenpeace

Leyendo una nota de Mauricio José Schwarz, 1 me puse a reflexionar -otra vez- en Greenpeace y en su capacidad para atraer a aquellos contemporáneos de buen corazón y de mejores intenciones, pero muy ingenuos y a menudo también (lastimosamente), nada más que «idiotas útiles» en manos de ciertos lobos difrazados de oveja. (Un muy buen acercamiento a la irracionalidad y malevolencia de Greenpeace (si, si: dije malevolencia) encontramos en un episodio de la excelente serie descubre-charlatanes «Penn & Teller: Bullshit!» didicado a la «Histeria Medioambiental«).

Schwarz comenta en su nota cómo Greenpeace está obstruyéndo sistemáticamente la legalización del «Golden Rice», una variedad de arroz genéticamente modificado para proporcionar vitamina A, con cuya producción que se salvarían las millones de personas cuya alimentación está basada en él y que año tras año mueren por deficiencia de dicha vitamina, sobre todo en Asia y África. El «Arroz Dorado» fué creado por un equipo de científicos a cargo de Ingo Potrykus, un biólogo alemán que en el año 2000 anunció, después de diez años de investigación en el Instituto de Ciencias Vegetales del Instituto Federal Suizo de Tecnología, que había podido al fin incorporar dos genes al arroz con cuya ayuda el alimento biosintetiza beta-caroteno natural, una sustancia que nuestro cuerpo utiliza para producir vitamina A.

A diferencia de otros trabajos de investigación biogenétia que persiguen intereses comerciales, el «Golden Rice» fue creado con el propósito expreso de ser regalado a los productores más pobres del planeta para luchar contra la alta tasa de mortalidad ocasionada por una dieta carente de vitamina A, pero Greenpeace y otras ONG se oponen dogmáticamente a su utilización, habiendo evitado políticamente, hasta hoy, su introducción en el mercado, sin más argumento que la afirmación taxativa de que los alimentos manipulados genéticamente son «peligrosos». Y punto. (O sea: apelando al miedo y sin ningún argumento)

Para que esta entrada no se convierta en un mero copypasteo de la nota de Schwarz (que recomiendo ampliamente) transcribo aquí una entrevista a Ingo Potrykus 2, el científico que desarrolló el «Golden Rice«, publicada en diciembre del 2007 por el portal austríaco persoenlich.com, donde explica las características de su proyecto y por qué no debemos temerle a la ingeniería genética.

Yo agregaría que no debemos temerle al avance científico en general y que los razonamientos dogmáticos, vengan de Greenpeace o del Papa, están muy bien para la iglesia y para el Homo Neanderthalensis, pero nada más. La Ingeniería Genética, la Investigación con Células Madre, el Diagnóstico Genético Preimplantacional, la Energía por Fusión Nuclear (supuestamente estamos cerca) y tantas otras maravillas producto del conocimiento científico deberían colmarnos de asombro en lugar de despertar miedos irracionales e imbéciles, pero por sobre todo: perjudiciales y venenosos.

La entrevista original (en alemán) puede leerse aquí

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Una entrevista con INGO POTRYKUS
de Oliver Prange

Profesor, ¿Qué fue lo que Ud. inventó?

En el ámbito de la biología no puede «inventarse» nada. Lo que quise hacer fue ralizar un aporte para reducir la carencia de vitamina A. Lo que logramos fue modificar el arroz, la principal fuente alimenticia de los pobres, para que produzca beta-caroteno, que no está presente en el arroz común, para que luego el cuerpo se encargue de transformar esa sustancia en vitamina A. Las personas pobres, que se alimentan casi exclusivamente de arroz, carecen de vitamina A, lo que tiene graves consecuencias para la salud, produciendo ceguera o hasta la muerte. En 1990, cuando comenzamos con el proyecto, muchos de nuestros colegas estaban convencidos de que sería demasiado complicado. Pero después de diez años conseguimos, el profesor Peter Beyer (que me fue de una gran ayuda, de la universidad de Freiburg) y yo, la creación del Golden Rice, que contiene tanto beta-caroteno para que las personas pobres, que se alimentan casi exclusivamente de arroz, ya no sufran del sindrome de falta de vitamina A

Entonces su investigación dio resultado. ¿Qué pasó después?

La investigación ya había dado resultados en 1999, pero aún hoy no logramos nuestro objetivo. Sucede que aquí estamos hablando de cultivos transgénicos, de alimentos manipulados genéticamente, y en nuestra sociedad ellos son considerados peligrosos. Sin embargo existen miles de publicaciones que demuestran fehacientemente que los cultivos transgénicos son cultivos normales a los que no debemos tenerles miedo. Lamentablemente, dos meses después de nuestro hallazgo científico tuve que jubilarme; la política del EHT 3 es jubilar a los profesores al concluír el semestre en el que cumplen sesenta y cinco años. Debido a ello, ya no pude seguir utilizando la infraestructura y los recursos del EHT a los que tenía acceso siendo profesor. El otro gran problema es que si bien el gobierno financia diversas investigaciones, no existe financiación alguna a la hora de llevar los resultados de esas investigaciones a la práctica.

¿Y entonces?

Por lo común, financieramente hablando la mayoría de los descubrimientos científicos terminan en un callejón sin salida y no se continúa con la investigación. Solo aquellos descubrimientos que pueden ser interesantes para la industria farmacéutica, la medicina o la industria en general tienen buenas posibilidades de ser continuados, pues existen mecanismos que conducen a que ese tipo de descubrimientos sean desarrollados hasta la obtención de un producto comercializable. Pero para quienes, como nosotros, persiguen un interés humanitario, existen muy pocas posibilidades de financiamiento… y ninguna si hay ingeniería genética de por medio.

¿Realmente no es posible comercializar su arroz?

Es que nosotros no tenemos interés en la explotación comercial. Syngenta hizo un intento en ese sentido, pero nos abandonó después de dos años. Con un proyecto para ayudar a los pobres no se puede ganar dinero. Y mientras nosotros conversamos, muere gente: todos los dias mueren seis mil personas por falta de vitamina A. Son dos millones por año, y en diez años, veinte millones de personas. La mitad de ellas se alimenta exclusivamente con arroz y sus vidas podrían haberse salvado gracias al Golden Rice.

Son números impresionantes. Cabría esperar que las Naciones Unidas o alguna otra organización tomara cartas en el asunto.

Así también lo creía yo. Podría haberse esperado, por ejemplo, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que gasta entre noventa y cien millones de dólares anuales en repartir cápsulas de vitamina A. Y aunque esas medidas ayudan, siguen muriendo miles de niños por falta de vitamina A. La OMS podría ahorrar mucho dinero si utilizara el Golden Rice; pero todos mis intentos por despertar el interés de la OMS en ese sentido fracasaron rotúndamente.

¿Cuales fueron los argumentos en contra?

La OMS no tiene que argumentar nada; simplemente decide si desea apoyar un proyecto o no. Con el correr de los años entendí que es lo que probablemente se esconda detrás de las negativas: muchas organizaciones internacionales, entre ellas la Organización para la Agricultura y la Alimentación y la UNESCO dependen en gran medida de los denominados «países donantes»; estos son los países del primer mundo que las financian. Y en todos los países industrializados los cultivos transgénicos son sumamente impopulares. Ninguna de esas grandes organizaciones se atreve a apoyar a un proyecto para desarrollar cultivos transgénicos, pues ello sería ir en contra de la opinión pública y política reinante en los países donantes. Sencillamente tienen miedo.

Pero la gente también tiene miedo. ¿Cuán peligrosos son los cultivos transgénicos realmente?

Hoy sabemos con absoluta seguridad que son completamente inofensivos. La unión europea ha gastado millones de euros en la «Investigación de Bio-Seguridad» y contamos con los resultados de veinticinco años de investigación al respecto. El resultado: no existen peligros significativos en los cultivos transgénicos. Está todo publicado, pero ni los políticos ni los ciudadanos europeos quieren tomar esto en cuenta.

Pero si es la verdad, ¿por qué razón no se la toma en cuenta, pudiendo salvar tantas vidas humanas?

Existen varios motivos. Voy a nombrarle el que más me molesta: hoy en dia existe una oposición radical a los cultivos trasgénicos, muy profesional, muy bien financiada y muy interconectada a nivel global. Esta oposición radical a los cultivos trasgénicos es utilizada como un exitoso mecanismo político de recaudamiento de fondos: Greenpeace dispone de un presupuesto anual de 130 millones de dólares, proveniente de donaciones privadas y gubernamentales, justamente porque realiza campañas estruendosas, entre otras cosas, en contra de los cultivos transgénicos. Hay mucho dinero, influencia política y poder en juego. Y los denominados «Productores Bio» también salen ganando: pueden cobrar muy caro sus productos declarándolos «libres de manipulación genética»

También podrían hacerlo si la situación fuera otra.

Es cierto, pero si los cultivos trangénicos no fueran una obra del demonio [como se sugiere a menudo] ya no podrían obtener esos inmensos beneficios económicos. Por último, el argumento religioso según el cual el hombre no debe «jugar a ser Dios», ignora la realidad de una forma escandalosa. El hombre juega a ser Dios desde hace miles de años. No existe una sola planta comestible que sea natural; por el contrario, todos nuestros alimentos fueron manipulados genéticamente, de una manera tremenda, mucho más masiva y dramáticamente de lo que estamos haciendo con la ingeniería genética. Desde hace miles de años sometemos a nuestros aliemntos a recombinación, inversión, exterminación e inducción de cromosomas y de mutaciones diversas. Tradicionalmente, la agricultura ha utilizado métodos extremadamente brutales para modificar el material genético de las plantas y lograr así las características que los humanos apreciamos en ellas. Nadie sería capaz de comer una planta «natural». Pero todo esto es por completo ignorado. Un «Productor Bio», por definición, no cultiva plantas manipuladas genéticamente, pero en realidad, todas las plantas comercializadas por ese productor fueron sometidas a una intensa modificación genética.

¿Que otro tipo de oposición existe?

Hay organizaciones de ayuda al tercer mundo que se oponen a los cultivos transgénicos pues ven en ellos un peligro para los campesinos de los países en vías de desarrollo. Por supuesto que existen riesgos, pero hasta hoy la práctica ha demostrado que la ingeniería genética, de la forma que existe actualmente, es utilizada con entusiasmo sobre todo por los pequeños productores de los países subdesarrollados. En la India, los productores de algodón practicamente obligaron a su gobierno a permitir el algodón transgénico: lo que hicieron fue simplemente robar las semillas y no preocuparse demasiado por las prohibiciones gubernamentales del momento. Al final, el gobierno hindú tuvo que ceder. Muchos estudios científicos demuestran que son sobre todo los pequeños productores y no las grandes industrias quienes sacan ventaja de la ingeniería genética.

¿Y dónde está el riesgo?

Desde sus comienzos, esta tecnología fue combatida porque la gente creía que solo le iba a servir a las grandes industrias. Y había buenos argumentos para creerlo: empresas como Monsanto, Dupont, Bayer o Syngenta comenzaban a comprar a pequeños productores para adquirir los conocimientos necesarios para ingresar al negocio de las semillas. Hoy, después de diez años de uso intensivo de esta tecnología nos enfrentamos a una situación que no me gusta: en la práctica, la ingeniería genética solo puede ser desarrollada por las grandes empresas. Pero ¿cómo llegamos a esta situación? Hacia el final de los años ’80 había cientos de pequeñas empresas perfectamente equipadas y con la capacidad productiva necesaria para utilizar esta tecnología, pero nos enfrentabamos al problema de comercializar los cultivos transgénicos. A partir de entonces, Monsanto realizó una hábil jugada: le exigió al gobierno norteamericano la estrícta regulación del mercado de los cultivos transgénicos. De esa forma, Monsanto estaba poniéndose del lado de quienes se oponían a la ingeniería genética, pero por motivos bien diferentes.

¿Y cuales serían esos motivos?

Quienes se oponían quierían, llanamente, evitar la utilización de la tecnología. Sin embargo, Monsanto había descubierto la posibilidad de eliminar a todos los pequeños productores y a las organizaciones públicas de una sola vez: los mecanismos de regulación que se implementaron en norteamérica se volvieron tan costosos en tan poco tiempo, que solo las grandes industrias pudieron destinar los suficientes recursos para desarrollar los cultivos transgénicos. Monsanto y otras grandes empresas pudieron, con la ayuda de los oponentes a la ingeniería genética y regulaciones gubernamentales, eliminar de la competencia a cientos de pequeñas empresas perfectamente capacitadas para competir con ellos. Los movimientos en contra de los cultivos transgénicos son la causa de que hoy exista un monopolio de facto en esta industria. Le pongo un ejemplo que conozco bien: el desarrollo del Golden Rice costó 2,4 millones de Euros, dividido en diez años y dos grupos de trabajo. 240 mil Euros por año es el costo normal para un proyecto de estas caracteristicas, y podría ser solventado por muchos. Pero si a eso le sumamos costas de regulación del órden de entre 20 y 30 millones más y otros diez años de trámites burocráticos, entendemos porqué estos proyectos solo pueden ser solventados por grandes empresas, dueñas de enormes cantidades de capital. Regulaciones de este tipo evitan que la tecnología pueda ser utilizada por pequeñas empresas y por organizaciones públicas.

¿Realmente no hay nadie que desee tomar el Golden Rice y lanzarlo al mercado?

Desde que abandoné mis obligaciones académicas, mi ocupación principal ha sido lograr que el Golden Rice aprube todas las regulaciones para entregárselo a los campesinos. Queremos regalarles las semillas. Pero vamos a necesitar muchos años de paciente espera hasta terminar con todos los trámites. Por suerte, los gobiernos de los países subdesarrollados entienden muy bien la enorme ventaja que representaría tener el Golden Rice, y por eso financian los trámites, yo prácticamente no tengo que recolectar más dinero. Esa es ahora la tarea de los gobiernos de los países en donde se utilizará el Golden Rice

¿Quién lo financia, concretamente?

Nosotros mismos no manejamos dinero. El desarrollo práctico de los diferentes tipos del arroz se lleva a cabo en los institutos de crianza de arroz en los países comprometidos, en las Filipinas, en India, en China, en Bangladesh. Y todas las pruebas a las que deben ser sometidos para su aprobación también son financiadas por esos gobiernos.

¿Pero esos países deben someterse a todos esos mecanismos de regulación? ¿No puede un estado soberano como la India simplemente decidir no hacerlo?

Eso sería hermoso. Pero los mecansmos de regulación tienen vigencia mundial, las Naciones Unidas invirtieron mucho dinero para hacer que la regulación vigente en Europa fuera aceptada por el resto de los países. Y hoy por hoy, no hay ningún país que pueda permitirse ignorar los tratados internacionales. Sin embargo hay gobiernos que quieren acelerar el proceso para ahorrar costos. Estoy bastante seguro que los costos de aprobación del Golden Rice en las Filipinas será mucho menor que en los países occidentales, lo que también puede decirse para la India y especialmente para Bangladesh.

¿No cree que las personas nucleadas por las organizaciones de protesta simplemente le temen a esa nueva tecnología?

Algunos seguramente sí. Pero las motivaciones son diferentes y raramente están basadas en un temor sincero. Greenpeace tendría serios problemas si la gente aceptara que el temor es infundado y que la tecnología también puede usarse para lograr cosas muy buenas. Para salvar vidas humanas, por ejemplo.

¿Afirma que Greenpeace actúa en contra de sus propios principios? ¿Hay ejemplos que lo respalden?

¿Ud. realmente cree todo lo que publica Greenpeace? No niego que haya miembros de Greenpeace movidos por una motivación idealista; pero los lineamientos políticos son definidos en la cúpula central de Greenpeace. Y allí solo hay fríos hombres de negocios que calculan que tipo de acción es la que genera más dividendos. Uno de los miembros fundadores de Greenpeace, Patrick Moore (que estuvo a bordo del «Rainbow Warrior«, el barco insignia de Greenpeace hundido por los franceses) es hoy uno de los críticos más acérrimos de la organización. Moore se ha manifestado públicamente en más de una ocasión a favor del Golden Rice y exhortó a Greenpeace a no tratar de impedir ese proyecto humanitario. Pero a Greenpeace no le importa.

En lo personal, ¿cómo se siente? Ud. ha desarrollado el Golden Rice, le ha dedicado media vida a ese proyecto de investigación, y ahora se ve impedido de alcanzar su objetivo por una tontería de esta naturaleza.

Estoy acostumbrado. Ya en 1986, cuando comencé mi cátedra en el ETH, había una oposicion radical. Y no es algo que me moleste demasiado, a no ser por el hecho de que hay muchísimas personas, niños en su mayoría, que mueren o enceguecen inútilmente. Existe un estudio muy detallado que muestra cual sería el resultado potencial de la utilización del Golden Rice en India. Resultado: si en la India pudiera implementarse el Golden Rice de manera adecuada, podrían salvarse las vidas de cuarenta mil niños por año y muchos más no quedarían ciegos. Los números son claros. Lo que me indigna sobremanera es que Greenpeace hace todo lo posible para retrasar todo lo posible la aprobación sin tener en cuenta estos estudios. Nos tenemos que atener a unas reglas que conducen a que el Golden Rice pueda consumirse con diez años de retraso. Y diez años de retraso significan: cuatrocientos mil niños muertos y muchísimos ciegos, solo en la India. Y la India es solo un país; si tenemos en cuenta a otros países en Asia y Sudamérica, estamos hablando de millones de muertes inútiles. Y lo único que tendríamos que hacer para evitarlas sería aceptar los hechos científicamente comprobados: los cultivos transgénicos son cultivos como cualquier otro, que no conllevan mayores riesgos que las plantas normales y que pueden ser utilizadas de la misma forma.

¿Esto no puede hacerse en secreto? Estamos hablando de salvar vidas humanas.

Si en algún lugar del planeta apareciera Golden Rice, todo el mundo sabría de donde proviene. Aunque no seamos los únicos que podemos fabricar el arroz: el procedimiento es simple y cualquier estudiante podría copiarlo. Pero aún en el caso de que alguien lo hiciera, eso no cambiaría demasiado la situación general; si alguien cultivara Golden Rice de manera ilegal significaría una catástrofe en términos de aceptación. No queremos llegar a ese punto, y por eso controlamos estríctamente a todos nuestros socios. Todos los dias recibo eMails de productores que me piden que les de el Golden Rice; pero simplemente no puedo hacerlo.

¿Cree Ud. que Greenpeace y Monsanto trabajan juntos en su opocisión a los cultivos transgénicos?

No, yo no iría tan lejos. Pero una regulación estrícta juega a favor de los intereses de ámbos. Hay rumores de que las grandes empresas «compran» una cierta… tranquilidad política. Y podemos suponer que se lucha con artillería pesada al haber tanto dinero de por medio.

¿Porqué están tan en contra de los cultivos transgénicos, si las evidencias científicas hablan a su favor?

Greenpeace sabe muy bien que el Golde Rice goza de una cierta popularidad. Que hay mucha gente esperando su aprobación. Cualquiera que estudie el asunto entiende en seguida las ventajas de este cultivo. Por eso no sería muy inteligente que Greenpeace polemizara directamente en contra del Golde Rice; es mejor hacer campaña por un Asia libre de arroz «manipulado genéticamente»: entonces todos piensan en la industria, en un arroz herbicida o resistente a las plagas de insectos. Rápidamente se crean alianzas para mantener a los cultivos libres de manipulación genética. Greenpeace no tiene que correr el riesgo de perder la lucha contra el Golde Rice; si el arroz transgénico se prohibe en Asia, tampoco habrá cabida para el Golde Rice.

¿Qué opina de la utilización de ingeniería genética para producir más cantidades de combustible en base a los productos agrícolas?

Es indignante. Esta corriente de moda del «Biodiesel» tiene consecuencias espeluznantes; es lo que está sucediendo en México. Desde que el maíz puede convertirse en combustible hay cada vez menos comida para los más pobres. Yo, que luché toda mi vida para asegurar la alimentación de los más pobres, considero que es inaceptable utilizar alimento (o tierras en donde podría cultivarse alimento para las personas) para la producción de combustible… para mí es un gran sinsentido.

El maiz utilizado para la producción de Biodiesel, ¿está manipulado genéticamente?

Seguramente. Hay muchas investigaciones que intentan mejorar el rendimiento de las plantas para la producción de combustible, y para esos proyectos siempre hay dinero de sobra. Pero mientras se utilicen tierras en donde podrían cultivarse alimentos… creo que es la dirección equivocada: todavía hay 800 millones de personas en todo el mundo que mueren de hambre. Se necesitan tres hectáreas de tierra en donde podría crecer trigo para producir tres automóviles en Suiza, creo que eso ilustra la locura de una manera ejemplar. La cuenta que equipara alimentos con biodiesel está totalmente equivocada.

¿No es que simplemente somos demasiados habitantes en este planeta?

Ese es un argumento que ya he escuchado muchas veces, a menudo de parte de mis estudiantes. Pero para mi no es aceptable que un suizo malacostumbrado con lujos alimenticios opine que deberíamos dejar morir de hambre a otros seres humanos. Este planeta podría alimentar a 20 mil millones de personas si menejaramos concientemente la agricultura mundial. Dejar morir a personas de hambre es una idea tan absurda como la de no tener hijos para que no produzcan más hidróxido de carbono. ¡Es una enorme estupidez!

¿Cual es, para Ud, la superstición más absurda en el ámbito de la biología?

Lo más absurdo es la creencia de que los cultivos transgénicos son peligrosos. Muchas personas ya lo han escuchado tantas veces que se lo creen, y hoy por hoy les pasa como con el rey que va desnudo con su traje nuevo: ya no pueden reconocer su error, pues se verían tan absurdos como el rey sin ropas. Lo terrible es que esto no es un cuento, sino que por esa idiotez solamente en la India mueren cuarenta mil niños por año.

Y sin embargo: ¿no existe una pequeña cuota de riesgo? ¿Sabemos realmente como van a comportarse los cultivos transgénicos en el futuro?

Yo tengo 74 años y hace 60 que me dedico a la biología. Mis conocimientos no pueden estar del todo equivocados, de lo contrario no hubiese llegado a ser profesor del ETH. Y yo le digo: no hay ningún motivo biológico para suponer algún peligro «especial» en los cultivos transgénicos. Todas las plantas contienen riesgos desconocidos; la patata normal posee el potencial de producir sustancias mortales. Los agricultores han conseguido neutralizar los genes que producen veneno, pero ¿qué pasaría si esos genes sufrieran una mutación? (cualquier gen puede mutar en cualquier momento!) Nadie puede garantizarle a Ud. que en la patata que compró esta mañana no se haya producido una mutación que haya reactivado el gen productor de veneno. La posibilidad de que esto ocurra es ínfima, pero no es igual a cero. Y exactamente igual sucede con los cultivos transgénicos, solo que en este caso se hace un gran teatro del asunto. Pero en realidad estamos ante el riesgo biológico normal al que nos enfrentamos diariamente. Los sistemas biológicos están sometidos a un cambio constante, inevitable e impredecible. Lo decisivo es la comparación entre cultivos transgénicos y no-transgénicos, en especial en las plantas de consumo. Y en vista a algún tipo de riesgo adicional no hay absolutamente ningún tipo de diferencia. Cuando hoy en día se discute sobre cultivos transgénicos nos vemos catapultados, lamentablemente, a la profundiad más honda de la edad media.

  1. Quien cada vez me resulta más excelente, a medida que lo voy conociendo mejor mediante lecturas y podcast-escuchas. Schwarz es un periodista librepensador mexicano y radicado en España desde 1999, conocido también por su excelente youtube-serie El Rey va desnudo[]
  2. La traducción es mía[]
  3. «Instituto Federal Suizo de Tecnología», por sus siglas en alemán[]

4 comments

  • Personalmente, me parece coherente esta oposición a un transgenico mas. Toda la industria de transgenicos (Monsanto por ejemplo) manejan «troyanos emocionales» para EXCLAVIZAR Y MONOPOLIZAR, aparte de contaminar y arruinar la agricultura del primer y tercer mundo . El Golden Rice, requiere como otros trnasgenicos un inividor de su gen suicida, para no esterilizar los campos, OBLIGANDO a repetir siembras y adquirir obligadamente las semillas a esa multinacional.

    El articulo SIRVE a esos investigadores fascinados por la investigación generosamente subvencionada

  • Una crítica puede ser coherente y falaz al mismo tiempo. Sí, la crítica es coherente (con la lógica opositora de Greenpeace) pero se apoya en argumentos falsos sobre los que ninguno de los ideologizados simpatizantes verdes se ha puesto a reflexionar ni por un minuto. (ni tu tampoco: «monopolizar», «contaminar» y «arruinar» son palabras que suenan lindo, o sea: que dan miedo, pero a mi me gustaría leer algún estudio científico que las avale, pues de lo contrario lo que me pide Greenpeace es un acto de fe. Y ya estoy cansado de tonterías religiosas)

    Por otra parte, insinuar que el desarrollo del golden rice fue o es un «troyano emocional» de Monsanto denota una peligrosa ignorancia. Y no digo que a las grandes coorporaciones les importe un bledo el medio ambiente, pero las cosas en su lugar: las grandes coorporaciones se guían por un interés económico, los transgénicos son producto del avance científico, y sin el discurso (mentiroso) del miedo de greenpeace, con una discusión social más racional, la política podría crear el marco necesario para que de lo uno y de lo otro surga lo más beneficioso para todos.

    Pero no. Es mucho más fácil demonizar a los transgénicos. Lamentablemente, mientras ustedes siguen inmersos en su fantasía anticapitalista y anticientificista, hay gente que muere una muerte real

  • ¿Es el Golden Rice la única o la mejor solución? ¿Cuál es el contenido de beta-caroteno que produce el Golden Rice? Según Syngenta, que generó el Golden Rice versión 2, que supuestamente es 20 veces mejor que el original de Potrykus en cuanto a producción de beta-caroteno, es de 37 microgramos por gramo. ¿Cuál es el contenido en otras verduras? Según la USDA Database (todos en microgramos por gramo del alimento): camote: 150, zanahoria 93, espinaca 72, Calabaza 69, Col 68. Y no te menciono al aceite de palma roja, con 275 porque necesita procesamiento, aunque mínimo, para su obtención. ¿Cuánta agua se consume para producir los 100 gramos de Golden Rice (que crece en zonas anegadas) que tendrías que comer al día para tener la ingesta diaria recomendada? ¿Cuánta para producir los 20 gramos de camote equivalentes? La respuesta está entonces en la alimentación balanceada, cosa que el monocultivo impuesto por la insostenible «revolución verde» destruyó. Muchísimas variedades de hortalizas de hojas verdes, de bajo consumo de agua, ricas en beta-caroteno, desaparecieron de los campos del mundo por el uso de herbicidas. Los transgénicos no van a mejorar eso. Sólo van a prolongar la incumplida (e incumplible) promesa de la «revolución verde» de acabar con el hambre en el mundo. La producción per cápita de alimentos en el mundo ha crecido (o sea, proporcionalmente, la producción de alimentos crece más rápido que la población, checa la página de la FAO) y aún así hay un desbalance impresionante en el consumo calórico en las diferentes regiones del planeta. Y espérate a que los biocombustibles agarren fuerza. Y fíjate que no te he mencionado a Monsanto (que son unos perfectos cabrones), ni a Geenpeace (que son una bola de niñatos ricos con su panza bien llena), ni la insustentabilidad de la agricultura masiva, a cuyo esquema el Golden Rice se ciñe (fertilizantes que se producen a partir del gas natural, pesticidas que se producen a partir del petróleo, ¿qué va a pasar con la agricultura cuando los combustibles fósiles se acaben?), ni la bioseguridad de los transgénicos (porque yo pienso que sí son seguros). No necesitamos el Golden Rice para aliviar la avitaminosis, ni transgénicos para acabar con el hambre. Necesitamos agricultura sustentable y diversificada. Necesitamos comercio justo y no libre comercio. Necesitamos que los que defienden a los transgénicos en la agricultura con una fe ciega no nos sigan amenazando con el Apocalipsis (eso que llamas «muerte real») si no nos alineamos. Necesitamos que los que creen en alternativas sin transgénicos dejen también de amenazarnos con el Apocalipsis (OGM=Cáncer y toda la sarta de estupideces que tú mismo mencionas). Necesitamos que los científicos sean financiados en su totalidad por fondos públicos y no necesiten mendigar dinero de las compañías a cambio de su alma. Necesitamos que todas las partes se liberen de sus tabúes, fundamentalismos y compromisos para encontrar entre todos la mejor solución.

  • Hacía mucho que no me dejaban un comentario tan centrado. Gracias por eso. Y por supuesto que la «mejor solución» sería la implementación de una alimentación balanceada, pero si te fijas verás que eso por ahora no es posible. (Y no por culpa de los monocultivos precisamente, sino por problemas socioestructurales para cuya solución debemos sumergirnos en otro debate). Entonces el Goldenrice aparece como una solución *implementable*, aunque no sea la mejor. Decir que el Goldenrice no sirve porque lo que debe pasar es que toda esa gente debe alimentarse mejor es como negarle atención médica al apuñalado argumentando que no deberían haberlo herido.

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