El universo en el espejo

Múltiples existencias en el Multiverso 1

La visión clásica de un universo surgido a partir de un gran Big Bang se ve enturbiada por conceptos como el universo cuántico, los universos paralelos, el mega o el metauniverso, y sobretodo, por el «multiverso». La antigua visión cosmológica de Girdano Bruno de un universo infinito, con infinitos planetas e infinitas formas de vida, muestra que el modelo clásico de un universo uniforme nunca fue indiscutido. Sin embargo, la idea de un multiverso que crece de forma explosiva pone a nuestra ciencia, que tradicionalmente siempre prefirió la explicación más simple frente a la más compleja (lo que se conoce como «la tijera de Ockham»), ante un dilema tan complejo como el bizarro comportamiento de las partículas subatómicas de la mecánica cuántica. Sobre la paradoja de tener que producir, en este universo, teorías que van cada vez más allá de él mismo para poder explicarlo.

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¿Qué clase de mundo prefiere?

Max Tegmark ya no investiga la posibilidad de la existencia del multiverso, sino su composición. El cosmólogo sueco-americano desarrolló una clasificación de multiversos de cuatro niveles, en la que las estructuras relativas a nuestro cosmos se tornan cada vez más extrañas. En el primer nivel se nos presenta un infinito universo de anomalías, que permite numerosas variantes del cosmos observable de acuerdo con las condiciones iniciales. En el segundo nivel Tegmark ubica al universo de la inflación cósmica, en donde se gestan universos embrionarios como burbujas, en los cuales pueden regir las constantes naturales que conocemos o puede haber otras muy diferentes. A este tipo pertenecen los modelos de John Archibald Wheeler («Universo Oscilante») y el de Lee Smolin («Universo Cósmico-Evolutivo» en la que los universos en gestación adoptan, siguiendo una especie de parámetro evolutivo,  los «tipos» de universo más exitosos)

El tercer nivel describe al desde hace ya tiempo conocido «universo cuántico«, en el que el famoso Gato de Schrödinger sigue haciendo de las suyas. Este lugar de los universos múltiples (Hugh Everett, 1957) se quiebra en un eterno devenir entre la existencia y la no-existencia, sin que ámbos estados puedan comunicarse entre sí. La Teoría de la Función de Onda explica que nuestro mundo se encuentra permanentemente al límite entre esta y otras realidades, y nuestras variaciones lo empujan continuamente a otros mundos paralelos.

En este sistema de bifurcación exponencial, todo lo físicamente posible es real y viceversa, lo que recuerda a la famosa frase de W.F.Hegel, «Todo lo racional es real y todo lo real es racional». Otra correspondencia filosófica se encuentra en el concepto de Realismo Modal de David Lewis, según la cual todos los mundos posibles se consideran reales. El pensamiento contrafáctico es el indicador intuitivo más poderoso a favor de este modelo, es decir, la representación constante de modelos de realidad alternativos dentro de los cuales se torna posible la deducción de nuestra propia realidad positiva.

El el cuarto nivel, Max Tegmark reúne todas las construcciones matemáticas posibles, remitiendo a la frase de Pitágoras «Todo es matemáticas». Este conjunto dispar de mundos basados en la lógica matemática permitiría la existencia tanto de Monstruos de Espagueti Voladores (pero esta vez como deidades absolutamente reales) como la de leyes naturales que nos parecerían sumamente grotescas, como por ejemplo que la velocidad de la luz sea la velocidad más lenta posible. Este multiverso (que tiene muchos menos adeptos que los mencionados anteriormente) está, analizado con detenimiento, bastante cerca del «Mundo de las Ideas» platónico: solo son real las ideas (las ecuaciones matemáticas), el resto es pura quimera o debilidad humana para abarcar el conocimiento. La intuición más profunda de este multiverso (el más «desquiciado» de todos), remite a la relación entre Pensamiento y Realidad, Modelo y Empirismo, Virtualidad y Realidad.

Los cuatro niveles no describen, según Tegmark, una relación exclusiva dentro del constructo de mundos; por el contrario, pueden combinarse libremente, como se demuestra de forma bastante plausible en vistas a un espacio inflacionario e infinito, por un lado, y el entrelazado mundo de la física cuántica, por el otro.

De la Existencia a la Existencia Múltiple

En el ámbito de la cosmología, desde el «Cambio de Paradigma» iniciado en los ’80 por Alan H. Guth, fueron Andrej Linde y Aexander Vilenkin quienes con increíbles avances han ido desarrollando la «Teoría del Universo Inflacionario«, para solucionar los problemas de consistencia que padecía el Modelo Estándar de Cosmología e investigar la situación anterior al Big-Bang.

Así, el universo infinito es un escenario de la eternidad, en donde surgen permanentes lugares nuevos y viejos, en un océano que se expande de forma exponencial y que, al igual que nuestro universo, ya pasó por ese proceso. Estos «Universos-Islas«, debido a la variabilidad finita de las partículas elementales, posibilitan un número finito de historias que transcurren en un número infinito de lugares. Tobias Hürter y Max Rauner propusieron el ilustrativo ejemplo de un teleespectador que puede hacer zapping por un número infinito de programas, pero que debido al número limitado de los píxeles de su monitor, indefectiblemente se topará en algún moomento con repeticiones. El multiverso transcurre así en copias exactas de nuestro mundo y en otras versiones absolutamente diferentes. Ahora bien, puede resultar inofensivo que el actual campeón de la Bundesliga 2, en otra versión de este mundo sea un club de segunda o tercera división, pero ¿qué pasaría en un mundo que estuviera dominado por una cruel dictadura tuya, amigo lector?

Alex Vilenkin hace notar, no sin cierta angustia, la pérdida de otra posición central del ser humano en el modelo del Universo Inflacionario, si existen inumerables Doppelgänger cósmicos que hacen exactamente lo mismo que nosotros; según Max Tegmark, en este momento y a la distancia (imposible o casi imposible de salvar) de 10^10^29 metros, existe un escritor que está escribiendo este artículo – o uno mejor. En el multiverso, la individulidad ya no está garantizada.

Sin embargo, el aumento del número de mundos posibles, cada uno con sus consiguientes versiones del «ser», ofrece un cierto consuelo ante la pérdida de la seguridad narcisista: algunos de nuestros gemelos del multiverso disfrutan de una mejor suerte, pues sus mundos son mejores que el nuestro. Leibniz, el filósofo del mejor de los mundos posibles, se ve expulsado indefectiblemente a un lugar obsoleto con su pequeño universo de mónadas. La inventiva de Dios es mucho mayor de lo que nos quiso hacer creer la física barroca, con su obsesión por la armonización de la teología y la física, (pero sin estar dotada de las condiciones de visibilidad científica que con las que contamos hoy). ¿O deberíamos despedirnos de Dios como «Coordinador Trascendental» (Bernulf Kanitscheider), si una inumerable contidad de mundos físicos, con diferentes propiedades, viene a ocupar el lugar de la metafísica?

El Big-Bang, que en el año 2004 fue declarado «compatible con el génesis bíblico» por una comisión del Vaticano, nunca pudo dar respuesta a la vieja pregunta que torturó a tantos filósofos: por qué algo es en lugar de no-ser. Pero la perspectiva inflacionaria explica de manera más o menos plausible el surgimiento del mundo de la nada y la famosa idea (para la compresión humana bastante inimaginable) de la «creatio ex nihilo» 3. Hemos llegado a un punto en el que la cosmología reclama para sí, con estas vertiginosas e increíbles hipótesis (no comprobadas aun ni mucho menos), la jurisdicción en un tema que hasta no hace mucho estuvo reservado a la teología, la metafísica y la ficción literaria. La física se convierte así en la continuación de la metafísica, con otros (y mejores) métodos, pero a la vez se transforma en un lugar de meditaciones éticas.

Ética multiversal

Al filósofo, moralista y cosmólogo Immanual Kant lo conmovían dos cosas: «El cielo estrellado sobre mí, y la ley moral en mí.» Así, la importancia del Hombre se vería desvastada entre la infinitud de «mundos y más mundos«, mientras que la experiencia moral lo elevaría infinitamente.

El intento de Kant por ordenar ámbos fenómenos dialécticamente debe ser reformulado en el multiverso: si hay infinitos universos en el espejo, hay infinitas variantes del ser, y con ellas se relativizan las «condiciones inmodificables del destino» a las que estoy sometido en este universo. Pues en el próximo mundo, o en el siguiente, soy el Rey, el Mendigo, soy Todos los Hombres. La suerte y la desgracia, la libertad y la opresión ya no se calculan solo en este universo: tienen que liquidarse a escala multiversal, y a fin de cuentas, en la suma de total de las existencias, se ven derogadas.

Cuando antes reflexionábamos y tratabamos de encontrar modelos para explicar las cosas dentro de un universo único, sin tener en cuenta al elemento divino o cósmico detrás de todas ellas, el mundo parecía ser muy injusto. Sin embargo, como menciona Alex Vilenkin, todos los accidentes y todas las desgracias imaginables han sucedido o sucederán en alguna región del multiverso. La justicia se distribuye entre una miríada de personas, que son y al mismo tiempo, no son yo; la identidad se transforma en un vago sentimiento que se diluye en las infinitas variantes del multiverso.

Aquí el Yo, catalogado con la palabra «frágil» desde el siglo XIX por la ciencia y la literatura, se vuelve de una vez y para siempre «insalvable» (Ernst Mach) si existen estados del yo en torno a la identidad actual y otros que solo recuerden vagamente a nuestra condición terrestre. Por lo menos, de los diezmil quinientos universos que surgen de la Teoría de Cuerdas solo merecen nuestra atención aquellos que de alguna manera nos son tangibles, lo que arroja nueva luz sobre el principio antrópico como enlace entre la composición del universo y nuestra cualidad de observadores. La ética multiversal significa reflexionar sobre todos los estados morales del multiverso accesible antrópicamente y perseguir una nueva razón práctica, enfrentando la propia versión de la identidad con serenidad cósmica.

La existencia y el destino ya no son irrevocables, por el contrario: se realizan en diferentes posibilidades que se cristalizan aquí de una forma y allí de otra. No todos los pasos son inevitables e irreversibles, como dice el fatalista que viene a provocar nuestra insistente pero indemostrable intuición del libre albedrío. La clásica posición ética del imperativo categórico (Immanuel Kant) se reviste de una dinámica nueva en el multiverso: «Obra siempre con la convicción de ser tu prójimo (en otro mundo).»

Como dijeron poéticamente Arthur Rimbaud y psicoanalíticamente Jacques Lacan, el «Yo» es el «Otro», esta vez de forma real y fáctica, lo que crea nuevas inseguridades morales: si la responsabilidad personal en el aquí y ahora se torna insignificante ante la perspectiva del multiverso, y «mi» existencia se desarrolla en múltiples niveles (aunque no por ello «mi» sentimiento personal del ser se disuelva en este universo), ¿qué impide que me convierta en un criminal? Pero quién aquí es despiadado, en aquel multiverso se convierte en víctima. ¿No es suficiente la reflexión sobre nuestras multifacéticas existencias gemelas para ser más solidarios con nuestro prójimo y con los demás seres?

El aquí como más allá

La idea de una pluralidad de mundos conectados, si bien no redime la existencia tan paradisíacamente como prometen las religiones, por lo menos transforma esa insoportable idea del ser arrojado («Geworfenheit» de Martin Heideger), en una visión pre-científica.

El acoplamiento de la estructura cósmica con la existencia individual ofrece dos perspectivas muy provocantes a los límites de nuestra imaginación: David Deutsch, quién desarrolló el concepto de multiverso en su versión actual, afirma que las desiciones buenas reafirman la ramificación probabilistica correspondiente de la existencia multiversal, o dicho de otra forma: lo bueno produce bondad, lo malo maldad. Las probabilidades de una vida plena en la mayor cantidad de mundos posibles reduce el número de variantes catastróficas; así, los Doppelgänger podrían ayudarse mecánica-cuánticamente entre sí con solidaridad ética – y salvar distancias que antes eran consideradas insalvables.

Aquí y allá, el «Dual-Use» caracteriza la calidad moral de los mundos paralelos: en una de sus novelas, Phillip K. Dick nos mostró la oscura fantasía de una Alemania Nazi triunfante con un Göring enviándole tropas de ayuda al Alter-Ego que se encontraba aquí a punto de fracasar. Sin embargo, para quienes buscan sentido, la perspectiva de un universo infinito e inflacionario es más interesante pues ofrece, aquí, vida eterna: las resurrecciones de nuestro universo en copias idénticas o en variantes, que surgen incansablemente con un simple desfasaje temporal entre unas y otras, le dan a cada individuo la perspectiva del eterno retorno; una idea tan normal para las religiones de la reencarnación como para el Zarathustra de Nietzsche.

La física y la cosmología, con la bizarra teoría del multiverso, adoptan (por ahora) la supremacía en los intentos de explicación del mundo, desafiando las construcciones terrenales de la filosofía, la teología y la mitología. Sin embargo, el mito de la creación (superado así por innumerables estados paralelos de existencia), es más que un objeto de especulación matemática o física: al mismo tiempo, es un horizonte sobre el cual proyectar deseos y miedos… pero derogado una vez más por la desmistificación positivista del mundo: aquellos estados terrenales que experimentamos como carencias podrían solo ser parte de una de las formas del ser. También en este aspecto del multiverso podemos encontrar precursores clásicos, como el famoso (y dentro de los parámetros de la macánica cuántica: plausible) relato de Platón de los seres dobles («El banquete«), siempre buscando su parte perdida. Reconocemos al más perfecto de los mundos posibles en un meta-reino, que logra abstraer la existencia concreta y nos reinventa en existencias múltiples.

Después de todo, también la esperanza por un mundo mejor es parte de ese ser múltiple, que llega mucho más allá del horizonte de observación, de modo tal que aún cuando el multiverso de tal o cual composición nunca pase de ser una hipótesis sin comprobar, siempre intuíremos que en nuestro espacio interior, los hombres nunca hemos dejado de construír un multiverso con nuestros más optimistas proyectos de existencia, y hemos realizado así lo que la matemática, la física y la cosmología todavía no han podido comprobar pero que esperan detectar pronto, con aproximaciones cada vez más plausibles a la realidad.

Artículo de Goedart Palm, para la revista alemana Telépolis del 14/08/2010.

Traducción: jupixweb.de

  1. El presente artículo apareció hace pocos días en Telépolis, una revista alemana de cultura y política. Si bien su marcada tendencia deísta (de la que quiero distanciarme expresamente) me provocó una abierta repulsión intelectual, también me pareció muy interesante como punto de partida para la reflexión filosófica y cosmológica. Esa es la razón por la cual he decidido publicarlo aquí en español. El subrayado y los enlaces son míos. (Nota del Traductor) []
  2. Véase wiki:Bundesliga_(Alemania). (Nota del Traductor) []
  3. Más específicamente, es la mecánica cuántica la que postula la idea de un «vacío cargado positivamente» (Zizek) Para una profundización del tema (más filosófica que técnica), recomiendo ver esta entrada y esta otra (Nota del Traductor) []

3 comments

  • aunque reconosco cierto acercamiento deista pienso que tiene errores que casi rosan en la demencia (aunque creo que la demencia es el estado natural del Universo) conceptos como realidad aqui se manejan muy facil en especial sin explicar que es realidad y a si muchos otros los cuales se dejan al gusto del consumidor esto deja tantas grietas que hacen intragable tal articulo es repulsivo aunque reconosco un ligero acercamiento a lo que expuse un dia en e creencias, hoy tengo por fin la respuesta a esta epeculacion y un acercamiento mas refinado. mesclar el concepto realidad con el concepto de mundos paralelos (universos en este caso) o dimenciones es un error que hace de este articulo insostenible.
    El mesclar la posible trasferencia de informacion entre posibles universos con copias al carvon de estos es una especulacion inaceptable y esto es precisamente lo que lo hace repulsivo.

  • Hola Héctor, qué tal? Lo que dices es cierto, pero solo en parte. Yo creo, sin embargo, que el artículo merece una lectura menos naturalista y más filosófica, y así se lo puede redimensionar. Como dije al principio, creo que está interesante como punto de partida para la reflexión filosófica y cosmológica. El saludo de siempre!

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